“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

domingo, 19 de diciembre de 2010

4º Domingo de Adviento

Primera Lectura: Is 7, 10-14
Salmo: 23
Segunda Lectura: Rm 1, 1-7
Evangelio: Mt 1, 18-24



Jesús de la Navidad:

Esta semana celebraremos tu venida: en la iglesia, en casa, en el corazón. Nos gustaría acercarnos a la fe primitiva de Pablo: para él tu vida es "evangelio" (buena noticia); él se siente servidor tuyo (nunca sustituto, ni sucesor, ni vicario); él se siente volvado en misma tarea porque se "vio" alterado por tu mismo amor; había percibido el amor gratuito, la "gracia" del Padre en tu persona.

Nosotros, como Pablo, creemos en Ti, Jesús de Nazaret: verdad humana de nuestra carne y sangre, débil y enfermiza; creemos en Ti, misterio de vida llena del Espíritu Santo, existencia resucitada que alienta y comparte nuestra vida.

Nosotros, como Tú, Jesús de la Navidad, podemos oír la llamada del Padre: a través de los enfermos sin esperanza; a través de los niños condenados prematuramente... a través de los jóvenes sin futuro, a través de los sin trabajo, los explotados, excluidos... a través de los tirados en las calles, sin techo... a través de los carentes de amor, de compañía, de comprensión... a través de los discriminados por su orientanción sexual.... a través de los que buscan sentido profundo y pleno a su vida... a través de los utilizados por las diversas ofertas religiosas... a través de la vida a medio hacer que nos invita a crear nuevas realidades, a imaginar mundos mas dichosos, a secar lágrimas, a disipar dolores y soledades, a romper miedos y cadenas, a inventar vida para todos.

Necesitamos ser animados por el mismo Espíritu que te hizo "Navidad",
  • Espíritu que llena el Universo,
  • Espíritu que ayuda a percibir lo que Dios quiere,
  • Espíritu que inundó las entrañas de tu Madre Máría de Nazaret,
  • Espíritu que guió tus pasos por nuestro mundo,
  • Espíritu que recibieron tus discípulos tras tu muerte,
  • Espíritu que sigue hoy haciendo "cristianos", fortaleciéndolos y animándolos a ser testigos de tu amor.

Pablo nos anima hoy a sentir la presencia del amor de Dios en nuestra vida. "A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor".

Así es un cristiano: persona que se siente "amada de Dios", esté donde esté "está en una situación de gracia". Por Jesús ha percibido que Dios la ama sin merecerlo, gratuitamente; "siente la eficacia de la poderosa fuerza de la gracia" en muchos momentos y lugares de su vida... y esa gracia le lleva a orar, a compartir y a complicarse la vida por los más débiles y esa gracia le proporciona la paz más entrañable y alegre.

La Navidad viene cada año a reverdecer esta verdad eterna:
  • "Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos...
  • "Ha aparecido la bondad de Dios qy su amor al hombre...
  • "Ahora nos ha hablado por el Hijo...
  • "Y Aquel que es Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros...

Esta es, Jesús de todos, la gran noticia de la Navidad, de tu Navidad.
  • Tú nos traes el amor universal, incondicional, del Padre;
  • Tú eres el hermano mayor que reúne a todos en igual dignidad;
  • Tú eres el niño que se siente amado y ama sin medida;
  • Tú te entregas en cada niño, en cada ser débil, a amar y ser amado.

¿Seremos capaces de sentir tu presencia en esta Navidad de 2010? O ¿Seguiremos con nuestras leyes sin entrañas, con nuestros grupos sin apertura, con condenas inmisericordes para quien no piensa como nosotros, con excomuniones alardeadas o silenciosas? Jesús de la Navidad, que aparezca ante nuestros ojos tu gracia, tu bondad, tu amor, tu vida.

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