“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

domingo, 23 de noviembre de 2014

Cristo Rey ... o el juicio del hambriento



Las fuentes no admiten dudas. Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de ayuda. Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno. Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que puede. Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo».

¿Cómo nos va a extrañar que, al hablar del Juicio final, Jesús presente la compasión como el criterio último y decisivo que juzgará nuestras vidas y nuestra identificación con él? ¿Cómo nos va a extrañar que se presente identificado con todos los pobres y desgraciados de la historia?

Según el relato de Mateo, comparecen ante el Hijo del Hombre, es decir, ante Jesús, el compasivo, «todas las naciones». No se hacen diferencias entre «pueblo elegido» y «pueblo pagano». Nada se dice de las diferentes religiones y cultos. Se habla de algo muy humano y que todos entienden: ¿Qué hemos hecho con todos los que han vivido sufriendo?

El evangelista no se detiene propiamente a describir los detalles de un juicio. Lo que destaca es un doble diálogo que arroja una luz inmensa sobre nuestro presente, y nos abre los ojos para ver que, en definitiva, hay dos maneras de reaccionar ante los que sufren: nos compadecemos y les ayudamos, o nos desentendemos y los abandonamos.

El que habla es un Juez que está identificado con todos los pobres y necesitados: «Cada vez que ayudasteis a uno de estos mis pequeños hermanos, lo hicisteis conmigo». Quienes se han acercado a ayudar a un necesitado, se han acercado a él. Por eso han de estar junto a él en el reino: «Venid, benditos de mi Padre».

Luego se dirige a quienes han vivido sin compasión: «Cada vez que no ayudasteis a uno de estos pequeños, lo dejasteis de hacer conmigo». Quienes se han apartado de los que sufren, se han apartado de Jesús. Es lógico que ahora les diga: «Apartaos de mí». Seguid vuestro camino…

Nuestra vida se está jugando ahora mismo. No hay que esperar ningún juicio. Ahora nos estamos acercando o alejando de los que sufren. Ahora nos estamos acercando o alejando de Cristo. Ahora estamos decidiendo nuestra vida.


José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS

sábado, 15 de noviembre de 2014

Dios no está muerto

Hay un tiempo para cada cosa, nos enseña la Biblia. Durante mucho tiempo actué como laico comprometido, y me refiero a más o menos 14 años. Ahora mis actividades son otras, y ya casi no he escrito aquí. He estado más ocupado con las cuestiones de mi demandante trabajo, pero qué más puedo hacer, estoy en la década perfecta para producir y lo estoy haciendo. Por otro lado, estoy muy preocupado con la actual situación política y social de mi país, México. Oren por nuestra patria por favor, necesitamos a Dios más que nunca en toda mi vida.

 Pero ahora, hago este pequeño paréntesis y vengo en este momento para hacer una pequeña reflexión y declarar que DIOS NO ESTÁ MUERTO.

Por lo que le doy enormes gracias, por su Misericordia y su Rigor, pero sobre todo, porque los últimos hechos sucedidos en la Iglesia, en el Vaticano, me demuestran que la lucha que he tenido desde los 18 años de edad ha sido por el camino correcto. La defensa del Amor en el Evangelio. La defensa de los Derechos Humanos.

Gracias a todos nuestros hermanos que nos acompañan en la lucha y que han sido mucho más consistentes y dedicados que yo. Todos aquellos hermanos que se encuentran con este blog y cuyo contenido les ha ayudado, gracias también. Los tengo presentes constantemente en mis oraciones.

¡Que la paz de Dios esté con todos ustedes!