Una vez vi en el canal católico una reflexión sobre la forma en que actúa el Espíritu Santo en la Iglesia. En ese pensamiento de un obispo se recalcaba la existencia de las personas aceleradas y las que le ponen freno a las cosas. Ejemplificaba a la Iglesia como un automóvil manejado por el Espíritu Santo, quien a voluntad pisaba el freno o el acelerador para que el avance la de Iglesia Militante sea certero.
Este es momento de acelerar, decía el obispo. Y aquí tenemos una excelente muestra de esa aceleración. La noticia es doble, pues tratamos del descubrimiento de este dispositivo que nos hace dar un gran paso en la ciencia, pero también por el reconocimiento que la cúpula de la Iglesia hace del descubridor, de la misma forma en que Dios nos reconoce diario sin importar nuestra orientación sexual o preferencias.