“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

domingo, 12 de abril de 2020

No lo busques entre los muertos



¡Feliz Pascua de Resurrección!
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». Él entró y se quedó con ellos. (Lc 24, 28-29) 
 
En medio de la incertidumbre y preocupación en este tiempo sin precedentes, la presencia del Señor Resucitado permanece constante. 

En la primera tarde de Pascua, el Señor Resucitado se encontró con dos discípulos en el camino a Emaús. Ellos se sentían aislados, apesadumbrados por la desesperanza y sufrían una verdadera crisis de fe. Él los invitó a compartirle su dolor y sus dudas y luego, restauró su fe en las promesas de Dios. Reavivó su fe, aumentó su entendimiento y encendió sus corazones. Respondiendo a su invitación sincera, el Señor se sintió como en casa y les reveló su presencia en la fracción del Pan. 

Aunque esta crisis mundial de salud nos separa de nuestros familiares, amigos, e incluso de los sacramentos, el Señor Jesús nos ha hecho uno por su Resurrección. Que en esta Pascua se encuentren con Él en medio de la dificultad y reciban su consuelo. Que la palabra salvífica de su Pasión, Muerte y Resurrección encienda sus corazones y avive en ustedes la confianza de que Dios guarda sus promesas. Que sus hogares y sus corazones sean templos donde el Señor Resucitado habite y revele su presencia. 

Proclamemos a una sola voz, junto con sus discípulos y su Santísima Madre: «¡El Señor ha resucitado! ¡Aleluya!»