“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

sábado, 22 de junio de 2019

Tomando cuerpo en nosotros


Esta escena tiene que tomar cuerpo en nosotros, injertarse en nuestra manera de mirar y de estar ante las cosas; y configurar los modos en que vivimos la misión. 

Necesitamos pasar de <<despedir>> porque no tememos a <<acoger>> en una precariedad compartida.

De creer que lo que cuenta es sacar adelante lo nuestro, a descubrir que necesitamos el pan de cada uno para que pueda multiplicarse. 

De ofrecerlo por nuestra propia cuenta a experimentar que si podemos repartirlo es porque primero ha sido bendecido y partido por el Señor Jesús. Entonces todos pueden saciarse y aún queda. Con él la vida se vuelve fecunda más allá de nuestras expectativas de cálculo y previsión.

Etty Hillesum confió en la bondad y en la belleza de Dios y la encontró bajo el cielo azul de un campo de exterminio. Allí abrió su rostro, sin ocultarlo, expuesto y ofrecido hasta el final. Estas son algunas de las últimas palabras que nos dejó en su diario antes de morir en las cámaras de gas:

<<He partido mi cuerpo como pan y lo he repartido entre los hombres…, pues venían largas privaciones.

Escrito por Hna.  Mariola López 

Dios no puede dejar de ser Dios. 

No preguntes cómo definir el amor de Dios; 
pregunta cómo recibirlo. 
No preguntes cómo explicar el amor de Dios; 
pregunta cómo experimentarlo. 
No preguntes cómo entender el amor de Dios; 
pregunta cómo ser transformado por él.