“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

martes, 18 de septiembre de 2012

TOMAR EN SERIO A JESÚS


Por José Antonio Pagola

El episodio de Cesarea de Filipo ocupa un lugar central en el evangelio de Marcos. Después de un tiempo de convivir con él, Jesús hace a sus discípulos una pregunta decisiva: "¿Quién decís que soy yo?". En nombre de todos, Pedro le contesta sin dudar: "Tú eres el Mesías". Por fin parece que todo está claro. Jesús es el Mesías enviado por Dios y los discípulos lo siguen para colaborar con él.

Jesús sabe que no es así. Todavía les falta aprender algo muy importante. Es fácil confesar a Jesús con palabras, pero todavía no saben lo que significa seguirlo de cerca compartiendo su proyecto y su destino. Marcos dice que Jesús "empezó a instruirlos". No es una enseñanza más, sino algo fundamental que los discípulos tendrán que ir asimilando poco a poco.

Desde el principio les habla "con toda claridad". No les quiere ocultar nada. Tienen que saber que el sufrimiento lo acompañará siempre en su tarea de abrir caminos al reino de Dios. Al final, será condenado por los dirigentes religiosos y morirá ejecutado violentamente. Sólo al resucitar se verá que Dios está con él.

Pedro se rebela ante lo que está oyendo. Su reacción es increíble. Toma a Jesús consigo y se lo lleva aparte para "increparlo". Había sido el primero en confesarlo como Mesías. Ahora es el primero en rechazarlo. Quiere hacer comprender a Jesús que lo que está diciendo es absurdo. No está dispuesto a que siga ese camino. Jesús ha de cambiar esa manera de pensar.

Jesús reacciona con una dureza desconocida. De pronto ve en Pedro los rasgos de Satanás, el tentador del desierto que busca apartar a las personas de la voluntad de Dios. Se vuelve de cara a los discípulos e increpa literalmente a Pedro con estas palabras:"Ponte detrás de mí, Satanás": vuelve a ocupar tu puesto de discípulo. Deja de tentarme. "Tú piensas como los hombres, no como Dios".

Luego llama a la gente y a sus discípulos para que escuchen bien sus palabras. Las repetirá en diversas ocasiones. No las han de olvidar jamás. "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga".

Seguir a Jesús no es obligatorio. Es una decisión libre de cada uno. Pero hemos de tomar en serio a Jesús. No bastan confesiones fáciles. Si queremos seguirlo en su tarea apasionante de hacer un mundo más humano, digno y dichoso, hemos de estar dispuestos a dos cosas.


Primero, renunciar a proyectos o planes que se oponen al reino de Dios. Segundo, aceptar los sufrimientos que nos pueden llegar por seguir a Jesús e identificarnos con su causa.


lunes, 17 de septiembre de 2012

LA OVEJA ROSA : "EL EVANGELIO ES GAY-FRIENDLY"

Un sacerdote británico se ha convertido en el conferencista sensación de prestigiadas universidades del mundo debido a su alborotadora teología de la liberación gay, que sostiene que cada que crucificamos a un individuo es como si estuviéramos crucificando de nuevo a Jesús. 

James Alison, asegura que al interior del Vaticano está tomando fuerza la aceptación de lo gay como una variante minoritaria no patológica. Esta es una conversación con "la oveja rosa" del rebaño católico.





James Alison me recibe en sandalias de plástico y una playera negra con la leyenda "sacerdote" impresa en los colores del arco iris que son, también, los colores de la diversidad sexual y el orgullo gay. Y ríe. Ríe cuando parodia el hablar afeminado de algunos obispos, a los que llama "señoras duquesas", que son ellos mismos gays de clóset pero que persiguen encarnizadamente a los homosexuales. Y se ríe de sí mismo cuando le cuento de un grupo de católicos mexicanos como Alejandro Solalinde, Raúl Vera, Javier Sicilia —a quienes he entrevistado en los últimos meses— que se han comprometido con la defensa de los derechos humanos en nuestro país, y a quienes defino como "ovejas negras" por su doble disidencia frente a la jerarquía eclesiástica y el Estado mexicano.

—Ahora vas a sumar una oveja rosa a tu lista de entrevistados —me dice de sí mismo, y ríe una vez más, mientras prepara un café. Conversamos en la sala de una casita de clase media en el sur de la ciudad, residencia de una pareja gay que hospedó unos días a Alison, durante una visita a México, invitado por la Universidad Iberoamericana para participar en un coloquio sobre la violencia contemporánea a la luz del pensamiento de René Girard, filósofo francés que propuso la teoría mimética, según la cual nuestros deseos como seres humanos se basan en la imitación de los deseos del resto de los integrantes de nuestra comunidad.

Girard añade que la violencia y el conflicto tienen su origen también en la imitación del deseo de dominación. Los seres humanos, continúa esta teoría, han contenido la violencia a través del mecanismo del chivo expiatorio, de la noción del otro, el maléfico, el que es distinto y puede ser culpado de nuestros problemas y así hemos formado comunidades por contraste entre buenos y malos y la noción dentro-fuera. De esta escuela de pensamiento participa James Alison.

Veo sonreír a James Alison, este sacerdote británico que aparenta unos 40 años de edad —en realidad tiene 52— y pienso en el largo camino de rupturas, pérdidas y hostigamientos que recorrió antes de acostumbrarse a burlarse de sí mismo y de la institución eclesial a la que pertenece. Hoy es uno de los teólogos más respetados en el mundo católico disidente —sus libros han sido traducidos a seis idiomas— pero la suya es una historia de conversiones, rebeliones y reinvenciones: criado en la línea más conservadora de la Iglesia anglicana, se convirtió al catolicismo; se asumió homosexual desde que entró como novicio con la Orden de Predicadores y ahora se aboca a la creación de una teología gay, que postula una fe más allá del resentimiento, y que se ha convertido en la principal orientación teológica para grupos de homosexuales católicos en diversos países, incluido México.


Este hombre fornido de un metro noventa de estatura nació en Londres en 1959, en una familia de la línea dura del anglicanismo. Su padre, Michael Alison, fue miembro del parlamento británico durante treinta y tres años y, durante una década, ocupó el puesto de parliamentary private secretary de la primera ministra Margaret Tatcher —el diputado que debía acompañar a la Dama de Hierro en todo momento dentro la Cámara de los Comunes—. Michael se hizo célebre como líder del sector conservador de la Iglesia de Inglaterra, y promovió a los evangelistas más radicales de los Estados Unidos, como Billy Graham y Charles Colson.
Su hijo James Alison, cuando apenas tenía doce años, se enamoró de un muchachito católico y heterosexual. James encontró una forma de cristianismo distinta a la que había conocido en su casa a través a través de aquel niño. "Asocié su calidez a su catolicismo… Suena extraño, porque la gente piensa que la Iglesia católica es lo más homofóbico que hay, pero si lo contrastas con el mundo evangélico de línea dura, la Iglesia católica es de una flexibilidad y holgura muy grande", me dice.
A los 18 años de edad dio los dos pasos más largos de su vida: se convirtió al catolicismo y salió del clóset. "Con mi papá nunca conseguí reponer las cosas. Se flexibilizó un poquito después de retirarse de la política, pero aquella mentalidad evangélica es bastante inflexible y la inflexibilidad es señal de fragilidad también. No sé qué fue más difícil para él, si hacerme católico o asumirme gay, y le cayeron las dos cosas al mismo tiempo. Él lo consideraba como cierta forma de traición, como si lo hubiera hecho deliberadamente para chingarlo", recuerda ahora el teólogo de la liberación gay.
Estudiante de español e historia en la universidad de Oxford, James Alison se sentía asfixiado en su país. Se inscribió en un programa de intercambio y a los 21 años llegó a México. Durante un año fue asistente de profesor en la Escuela Normal Superior, ubicada en la Ribera de San Cosme, en donde enseñaba inglés a los futuros maestros de lengua extranjera de nivel secundaria. El centro histórico de la Ciudad de México se convirtió en su barrio adoptivo y así conoció a los monjes dominicos del templo de Santo Domingo. 
Alison nunca ocultó su homosexualidad. En 1982, cuando entró al noviciado dominico, Juan Pablo II tenía apenas tres años como pontífice. La ola neoconservadora que imprimió el papa polaco a la Iglesia católica era aún incipiente y con tal de que guardara discreción su preferencia sexoafectiva no se consideraba un problema. James Alison regresó a Oxford a hacer los estudios sacerdotales de filosofía, y después su congregación lo envió a Brasil a estudiar teología, en donde se doctoró. Y aunque lo ordenó sacerdote el obispo de Portsmouth, Inglaterra, Crispian Hollis, regresó a Brasil a estudiar un doctorado y se dedicó a acompañar enfermos de sida, en la época en la que no existían aún antirretrovirales y 80% de los enfermos fallecían, en promedio, cinco meses después de que fueran diagnosticados.

El evangelio en clave gay

Alison ha aplicado el vislumbre girardiano a la interpretación del evangelio, lo que le ha permitido distanciarse de la lectura del Dios que manda a su hijo, el Cristo, al sacrificio para satisfacer su justa ira, una visión dominante en el mundo protestante y en algunos sectores del catolicismo. Para Alison, en cambio, la violencia de la crucifixión aparece como puramente humana.
Al dejarse sacrificar, Jesús exhibe la violencia de los humanos y ofrece su vida como una provocación para que esa misma violencia se supere. Jesús deja de ser el chivo expiatorio —que le daba estabilidad al pueblo de Judea— para convertirse en una denuncia de ese mecanismo de sacrificio del otro. La enseñanza que deja la crucifixión es que cada vez que crucifiquemos a alguien es posible que estemos sacrificando nuevamente a Cristo, dice Alison.
En la teoría girardiana, la existencia del chivo expiatorio impide, además, que se formulen preguntas científicas. Mientras tengamos brujas a quien echarle la culpa del granizo, jamás nos preguntaremos qué provoca que lluevan piedras de hielo. Por ello también Alison hace un llamado a evitar la actitud victimaria.
En su conferencia en la Universidad Iberoamericana del 28 de agosto pasado, Alison calificó a la auto-victimización como "un sentido chatarra". Los que se victimizan basan su reconocimiento en la violencia del otro, dijo. Y convocó por eso a construir un sentido que no dependa de la reactividad, que esté dispuesto a la pérdida de reputación y de la pertenencia. "Únicamente quien no tenga prisa para la sobrevivencia puede darse el lujo de habitar el tiempo de la indiferencia", dijo Alison.
—¿Qué te dice como teólogo el hecho de que Jesús haya incorporado a su grupo a los marginales de la sociedad como a los publicanos (recaudadores de impuestos), prostitutas y leprosos?  —le pregunto en una de nuestras conversaciones.
—Va de manera contraria a cualquier tentativa a crear un grupo de los buenospor contraste con los malos. En ese sentido el evangelio es evidentemente gay-friendly [amigable con los homosexuales]
—Has hablado de ir más allá del resentimiento para construir una teología gay.
—Ha sido mi experiencia personal, como de mucha gente, quedarse resentido y agobiado por actitudes de constante crítica y menosprecio frente al lenguaje hiriente de algunas autoridades eclesiásticas, que hablan de nuestros matrimonios como si fueran entre cucarachas. Una reacción muy común es el resentimiento y una enemistad obsesiva. El gran peligro del resentimiento hace que el obstáculo sustituya el proyecto. Y podemos quedarnos obcecados en el obstáculo y eso termina secando la imaginación. Si uno se deja definir por el mal que te hace, entonces vencen los que te quieren mal. Es dar hospedaje a tus enemigos. A ellos no les molesta pero a ti te hace sufrir. Me parece muy importante superar el resentimiento. 

Esta es parte de la entrevista realizada por EMILIANO RUÍZ

(Es interesante la línea de lectura exegético- hermenéutica del libro UNA FE MÁS ALLÁ DEL RESENTIMIENTO. Apropiarse de los textos Bíblicos y hacerlos parte de uno a veces ayuda a ver más claro a lo que uno está llamado. Esta es la propuesta de Alison en este libro.)
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jueves, 13 de septiembre de 2012

El Evangelio de Lucas según la Biblia Queer V

ACCIÓN COMPASIVA

Ungido con el Espíritu en su bautismo, Jesús comienza su ministerio profético, declarando que el versículo profético de Isaías 61.1, se ha cumplido hoy. Para Lucas, Dios lo ha ungido como un profeta carismático, para predicar la buena noticia a los pobres, proclamar la libertad a los cautivos, traer recuperación de la vista a los ciegos, liberar a los oprimidos, y proclamar un año de gracia del Señor. Jesús rompe los límites sociales y físicos, para sanar y componer las vidas. Lucas destaca la compasión en el ministerio de Jesús. En el “Sermón en el Llano”, Jesús anuncia: “Sean compasivos como su Dios lo es” (6.36) Marcus Borg anota que “…el término compasivo tiene las connotaciones de alimentador, dador de vida, abrazador; quizás también sugiere sentimientos de ternura” (Borg 1984 (1998):102)

Jesús habla y vive la compasión de Dios, dirigiéndose a los pobres y los ricos de la misma manera, curando a los que sufren y creando una comunidad inclusiva. Las curaciones y exorcismos son importantes en el ministerio de Jesús. El Evangelio de Lucas destaca los sufrimientos de las personas que buscan curación. Tradicionalmente, Lucas fue considerado como médico, y esa impresión emerge del retrato que hace de Jesús, como un sanador compasivo; que cura a los enfermos y exorcisa a los poseídos. Para Lucas, Jesús restaura a aquellos que están enfermos y los incluye en una nueva sociedad: el reino de Dios. Como los enfermos no forman parte del reino de los sanos, deben ponerse aparte o excluirse. Jesús expresa la compasión de Dios para con aquellos que sufren físicamente, incluso desafiando las leyes del Sabbath, en cuanto a la curación de los enfermos (4.31-37; 6.6-11; 13.10-17; 14.1-6) Jesús argumenta que el Sabbath es un día de restauración y totalidad, y qué mejor día para curar y hacer que las personas estén completamente sanas. El Sabbath está hecho para mostrar la compasión de Dios.

Un paralelo entre las historias de curación de Jesús y los “queer” contemporáneos es el cambio de los cuerpos. ¿Por qué los cuerpos de los translesbigay provocan respuestas tan fóbicas? ¿Por qué los cuerpos enfermos en la Palestina del siglo I, provocaban respuestas tan fóbicas? En ambos casos, el miedo a la polución es sintomático de una sociedad ansiosa en cuento a los límites sociales. Cualquier cosa que cruce o rompa esos límites, es potencialmente peligroso y definitivamente contaminante de la sociedad, entonces y ahora.


El clima de las exclusiones de horrible tanto en el siglo I de Palestina como en las culturas contemporáneas. Esto es claro para muchas personas “queer” que han vivido las peores devastaciones de la pandemia VIH-SIDA. Comparemos la curación de los leprosos en Lucas (5.12-16; 17.11-19), con el siguiente relato de un joven portador de VIH:

“Un joven de Carolina del Norte pareció evaporarse hasta puro espíritu, mientras su cuerpo se marchitaba y su vista iba perdiéndose en una nube. En el último año de su vida, lo alimentaba su mamá, de mañana, al mediodía y de noche, alcanzándole el alimento desde su puerta trasera”(Brantley 1996: 217)

Jesús no dudó en tocar a los leprosos, mientras esta madre alimentaba a su hijo ciego desde la puerta, sin dejarlo entrar a la casa. Los códigos de pureza de los cristianos modernos son a menudo tan letales e inhumanos como los códigos antiguos. La víspera de Navidad, una rica iglesia Episcopal (muchas historias parecidas se encuentran en otras iglesias también) de San Luis, descubrió que un sacerdote, Carlos, tenía SIDA, cuando fue hospitalizado por una neumonía. Empacaron sus pertenencias y lo pusieron en la calle. Una comunidad de fe le dio la bienvenida a sus servicios de los viernes:

“Para los cristianos “queer”, el rostro de Dios se imagina en los muchos rostros de las personas que viven con VIH, dentro de su comunidad o fuera de ella…Ellos descubrieron a un Dios que está profundamente encarnado en su mundo social, un Dios que sufre cuando ellos sufren…Dios realmente sufre con las personas VIH, su enfermedad, y sus aflicciones sociales. (Goss 1993: 135)

La solidaridad compasiva de Dios con los enfermos y los poseídos, transgrede los límites físicos y sociales que los excluyen de la sociedad.

La antropóloga Mary Douglas argumenta que los mapas del cuerpo físico se repiten en el cuerpo social. Las normas que regulan y clasifican el cuerpo humano forman un microcosmos de los mapas normativos que gobiernan el cuerpo social (Douglas 1966; Neyrey 1991) Jesús se ocupó de los “moralmente impuros”, tanto como se ocupó de los físicamente impuros. Es tan flagrante con los códigos morales de pureza, como lo es con su transgresión física, tocando a los muertos y a los leprosos, y curando a una mujer que estaba menstruando. Comía con los sospechosos de inmorales: cobradores de impuestos, prostitutas y pecadores (5.27-32; 7.29-31; 15.1-2; 18.4-14; 19.1-10) Jesús fue un profeta “queer”, fuera de lugar, en su no adhesión a los códigos de santidad/pureza. Compasivo, dio la bienvenida a los excluidos del reino de Dios, proclamando que Él había dibujado nuevos mapas de pureza y santidad.

EVANGELIO DE LUCAS / Robert E. Goss, en The Queer Bible Commentary. Traducción: M.C.R.P.

Parte 4                                                                    Parte 6

sábado, 30 de junio de 2012

Buscando el Camino a Uno Mismo

Asumir lo que uno es.
Autor: Joaquín Rocha
Psicólogo especialista en Educación para la Comunicación
joacorocha05@yahoo.com.ar

El rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.


El roble dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el pino. El pino estaba triste porque no podía dar uvas como la vid. La vid se moría porque no podía florecer como el rosal, que, a su vez, lloraba porque no era fuerte y sólida como el roble.
Entonces, encontró un clavel florecido y lozano como nunca.
El rey le preguntó:
─¿Cómo es posible que crezcas tan saludablemente en medio de este jardín mustio y umbrío?
La flor contestó:
─Siempre pensé que, ya que me plantaste, querías claveles. En aquel momento, me dije: “seré el mejor clavel que pueda”. Aquí me tienes, el más hermoso y bello clavel de tu jardín
(Autor desconocido)




Ser otro, ser uno que no se es tras una máscara preservadora, adoptar un personaje que se supone “encantará” a los demás son una de las tantas conductas que se adoptan por temor a asumir lo que verdaderamente se es.


El “asumir” no habla de tomar conciencia de algo y a partir de ahí comenzar un proceso de modificación donde se potencia lo positivo y se convierte el error en aprendizaje.

Asumir no es aceptar ni resignarse. Quien se resigna se paraliza: “Esto es lo que me tocó. Así es la vida”. Aceptar es conformarse: “Yo soy así. No voy a cambiar”. Adoptar una de estas posiciones nos habla más de ser un espectador de la vida que un actor.

Ser uno mismo es un desafío. Es libertad. Ser otro será lo más parecido a un plagio.

Desde niños se carga con la mochila de mandatos familiares que dicen quién se debe ser. Un “deber ser” alejado de lo que uno realmente es. Es la eterna lucha entre lo culturalmente esperado por los demás y lo que cada uno siente que es.

Una hipocresía teñida de temor que nos obliga a olvidarnos de nosotros mismos y dejarnos arrastrar por una vorágine impuesta desde el afuera que nos llevará a hacer un culto del “tener” que enmascara y abandonar el “ser” que revela lo que realmente somos.

Someterse a una actitud sumisa frente a lo impuesto, frente a condicionamientos o mandatos, dados por la familia y otros deudos sin cuestionarlos nunca, por un lado,  o buscar desesperadamente poseer esa imagen idealizada de lo que los demás esperan de uno, por el otro, condena a la no satisfacción personal. Aunque suene duro, siempre se será una mentira. Se es esclavo de una imagen que no se es.

Si la mentira es la madre de todos los vicios, será bien sabido hacia dónde estará dirigido el proyecto de vida de cada uno. Ocultar lo que realmente se es significa negar la esperanza de una vida mejor.

Si deseo no ser otro que el que soy, debo transformar este deseo en acción. Ser consciente de este proceso es el gran desafío.

El asumir lo que “se es” habla de autoestima que muchos confunden con egoísmo, sin embargo, hasta el mismo Jesús afirma “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Este “como a ti mismo” encierra un acto de amor que no debe ser confundido con la egolatría.

Es la búsqueda de lo esencial, “eso que es invisible a los ojos” y que  hace ser lo que  realmente se es y asumirse como tal.

Complacer siempre las demandas de los otros distancia de la esencia y del camino de la búsqueda de la felicidad que algún día se bosquejó fuera “del mundanal ruido” y en la intimidad de los pensamientos.

Aquel que trabaja con su interior refuerza su identidad, lo cual le permite abrirse a los otros tal cual es. Sin temores. Nada más alejado de relaciones hipócritas y “políticamente correctas”.  
Uno es el que elige: u opta por el miedo u opta por el amor.

Aventurarse a una vida libre de culpas de no ser lo que los otros desean que uno sea implica saber recordar sin que las emociones negativas paralicen. Recordar quién se era, mirar el pasado sin atorarse ni enredarse en él. Por, sobre todo, volver a percibir aquello que se deseó ser y que otorga la posibilidad de gozar de la vida tal cual es.


Entonces, será la vida que uno desea vivir. La que emociona, la que desafía y apasiona. Se podrán identificar propósitos y metas. Solo así, asumiendo con valor lo que realmente uno es, la vida tendrá sentido.





lunes, 11 de junio de 2012

Un Centro de Orientación Familiar Distinto


UN CENTRO DE ORIENTACIÓN FAMILIAR DISTINTO



Para recuperarse de las heridas, para vivir en plenitud.
Desde hace tan sólo   ....... (tiempo?) funciona en nuestro país un centro de orientación familiar distinto. Como tantos otros, en él se intenta ayudar a las personas a vivir y realizarse como pareja. Y, como muchos de ellos, su orientación es cristiana.

Se distingue, sin embargo, por su orientación, decididamente inclusiva. Inclusiva de las distintas confesiones cristianas e inclusiva de los distintos tipos de familia.

Porque el Centro de Orientación Familiar Inclusivo San Lázaro nació como una iniciativa del “Colectivo San Lázaro–Cristianos Homosexuales–LGTB” de Màlaga con el  objetivo de ayudar a las personas LGTB desde una perspectiva cristiana y acogedora de su realidad sexual, brindándoles apoyo en su proceso de noviazgo, matrimonio o rotura de su relación mediante recursos educativos, talleres y acompañamiento espiritual.

Doble estigma
Las relaciones homoafectivas sufren un doble estigma. Por un lado el posible rechazo de la comunidad a la que se pertenece (iglesia, familia, amigos) y por otro rechazo del propio colectivo homosexual.

Las comunidades, en ocasiones, juzgan las relaciones homoafectivas como carentes de amor y fruto de un desequilibrio que hay que “sanar”, a veces incluso a costa de la persona.  Por otro lado, el colectivo homosexual se aferra a la idea fácil del “todo vale”.

Ante esta situación, que les dificulta llevar de una vida normal y equilibrada, los homosexuales cristianos estiman que su lugar se encuentra en el fiel de la balanza: mostrando a unos que la homoafectividad es aceptada y amada por Dios y, a otros, que es posible mantener una relación de compromiso de fidelidad con otra persona.

Así, resulta fundamental entender todo tipo de familia cristiana, sin distinción, como iglesia doméstica, lugar de relación entre Cristo y las personas que se han comprometido en una relación de amor.

 Voluntariado
El Centro de Orientación Familiar Inclusivo San Lázaro no cuenta con ninguna subvención y ofrece sus servicios gratuitamente, de manera desinteresada, a cuantos puedan necesitarlos.

Colaboran en este proyecto, educadores, psicólogos y profesionales de distintos ámbitos. Entre ellos, también sacerdotes y pastores de distintas confesiones que ofrecen ayuda espiritual e imparten la bendición o el sacramento del matrimonio.

 Dónde se encuentran

Actualmente, solamente en Málaga. Pero algunos recursos pueden ofrecerse también en otras ciudades andaluzas, así como en Cataluña, Castilla y León, Galicia y Madrid.

El deseo del Colectivo San Lázaro es expandir la idea de manera que los LGTB puedan encontrar ayuda cerca de su lugar de residencia. Para que esto sea posible, también piden la colaboración de otros voluntarios y entidades.

Si quieres saber más o ponerte en contacto con el Centro de Orientación Inclusivo San Lázaro, puedes hacerlo a través de esta web:


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Sobre el Colectivo San Lázaro
Se trata de un grupo ecuménico –formado por cristianos pertenecientes a tradiciones distintas-, que se reúne en un espacio de encuentro espiritual y en un ambiente de fraternidad, oración y respeto por las diferencias.

Su actividad se centra, fundamentalmente, en la oración semanal, ecuménica y compartida con personas de cualquier orientación sexual, que tiene lugar todos los jueves a última hora de la tarde.

El hecho de formar parte de este grupo no supone un cambio en la identidad eclesial de sus miembros, entre los cuales los hay que están comprometidos con sus iglesias de origen, mientras que otros, considerándose cristianos, se mantienen al margen de denominaciones particulares.

Puedes conocernos mejor accediendo a estas webs:



domingo, 20 de mayo de 2012

Jesús asciende a nuestros corazones


PRIMERA LECTURA
Hech 1, 1-11

SALMO
Sal 46, 2-3. 6-9

SEGUNDA LECTURA
Ef 1, 17- 23

EVANGELIO
Mc 16, 15-20

Ascensión: A la derecha del Padre, en el corazón de los hombres ...

Jesús no se va, sino que queda en la montaña desde la que envía a sus seguidores y les acompaña y asiste hasta el día de la consumación del mundo: Yo estoy con vosotros… Éste Jesús aparece así como el “Dios con los hombres” que aparece en la tradición de la alianza israelita. Esta nueva forma de ser y de estar presente define su compromiso mesiánico, ya culminado en un sentido en la Pascua (Mt 28, 20).

Jesús no se va, sino que está con sus amigos y con todos los hombres, como cabeza que sostiene y vitaliza el cuerpo de la iglesia (tradición paulina), como vida y luz que alumbra a los creyentes (Juan)... No hay según eso Ascensión, sino profundización pascual, una nueva forma de ser y de actuar, en medio de los hombres.


Pues bien, al lado de esas perspectivas, la dogmática cristiana ha resaltado de manera constante y uniforme una visión que, enraizada en el AT (Sal 110, 1), supone que el Kyrios o Señor está sentado, a la Derecha de Dios Padre, en ámbito de cielo, culminada la historia, enviando su Espíritu. Esa es la tradición que aparece al final del Evangelio de Lucas y al principio del libro de los Hechos, la que se ha vuelto dominante en la tradición del “credo” de la Iglesia que dice:

a. Subió a los cielos
b. Y está sentado a la Derecha de Dios Padre…

Estas afirmaciones suscitan las preguntas radicales de la experiencia cristiana: ¿cómo pueden sentarse en un mismo trono el Padre Dios y Cristo Humano? ¿cómo pueden suscitar espacio y tiempo común de salvación para los humanos? Está en juego la posibilidad de hablar de Dios, expresando su sentido en forma humana y la posibilidad de que la encarnación culmine en forma salvadora. Pues bien, ambas cosas se han logrado: Dios asume nuestro espacio y nuestro tiempo en Cristo, de quien podemos y debemos afirmar que se ha sentado junto al Padre.

Como supone el esquema anterior, la historia culmina allí donde Jesús se sienta a la derecha del Padre: ha terminado la marcha, parece que sólo queda el silencio cristológico. Pues bien, sobre ese silencio se eleva la más honda palabra y acción de Jesús: no ha subido al cielo para volver a bajar y ascender, conforme al mito del eterno retorno, comenzando de nuevo el ritmo de renacimientos, sino para expandir y mantener su triunfo para siempre, conforme a la visión israelita y cristiana del mesianismo. Cristo ha muerto una sola vez y para siempre, redimiendo a los humanos (Hebr). Por eso, el pasado no vuelve: ¡He aquí que hago nuevas todas las cosas! (cf Ap 21, 5); la sesión es culmen de la historia salvadora:

– Se ha sentado para descansar.
– Se ha sentado para gozar.
– Se ha sentado para reinar.
– También se ha sentado para juzgar.
– Finalmente, Jesús está sentado para comer y celebrar, en banquete de amor y participación vital.

Así recibe Jesús en intimidad y aperetura universal el poder de lo divino, compartiendo su reino de gracia, fundando un tiempo de entrega y plenitud para los humanos.


En un sentido, la historia humana tiene su propio espacio y tiempo. Pero, penetrando en su más honda dimensión, ella se arraiga en el misterio de la mutua entrega del Padre y de su Hijo Jesucristo en el Espíritu, volviéndose historia trinitaria. Así podemos afirmar que el Cristo sentado realiza una acción y dos acciones (si se permite utilizar un lenguaje tradicional):

– Realiza una sola acción: ha recibido el don de Dios, se ha entregado en favor de los humanos, culminado su camino, en compañía de amor, a la diestra de Dios Padre.
– Realiza dos acciones, una humana, otra divina, inseparables ambas (forman su única persona), a nivel de eternidad divina (generación eterna) e tiempo humano (historia culminada por la pascua).

Esta es la paradoja, el doble lenguaje de la cristología: la misma historia humana de Jesús (sin dejar de ser humana y temporal) es realidad eterna del Hijo de Dios.


Se ha sentado, ha culminado su camino… pero, al mismo tiempo, está presente en el corazón de la historia de los hombres:

– Fatigado con los que se fatigan
– Llorando con los que lloran
– Es el mismo Jesús de la historia, que se realiza en Dios, a la Derecha del Padre, en amor intenso, en compromiso a favor de los demás.

Ir a Dios (sentarse a la Derecha de Dios) no es abandonar la historia, sino vivirla en plenitud, desde el mismo corazón de los hombres, desde la lucha de la historia.

En un sentido se ha ido, pero ir no significa marcharse, sino quedar en el corazón de la historia, como Cristo y Señor, como amigo y hermano, como aquel que fecunda y pone en marcha la historia de los hombres.

Ascensión: A la derecha del Padre, en el corazón de los hombres ...

Aunque todo parece desmoronarse, Jesús el Cristo está presente.

Fuente: Extractos de Xabier Pikaza Ibarrondo






domingo, 6 de mayo de 2012

Unidos a Jesús, la vid, producimos mucho fruto.



PRIMERA LECTURA
Hech 9, 26-31

SALMO
Sal 21, 26-28,30-32

SEGUNDA LECTURA
1Jn 3, 18-24

EVANGELIO
Jn 15, 1-8






¡Queridos hermanos y hermanas!

El evangelio de hoy, Quinto Domingo de Pascua, se inicia con la imagen de la viña. Jesús dijo a sus discípulos: "Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador". A menudo, en la biblia, a Israel se le compara con la viña fecunda cuando le es fiel a Dios; pero si se aleja de Él, se vuelve estéril, incapaz de producir aquel "vino que recrea el corazón del hombre", como canta el salmo 104 (v. 15). La viña verdadera de Dios, la vida verdadera, es Jesús, quien con su sacrificio de amor nos da la salvación, nos abre el camino para ser parte de esta viña. Y como Cristo permanece en el amor de Dios Padre, así los discípulos, sabiamente podados por la palabra del Maestro (cf. Jn. 15,2-4), si están profundamente unidos a Él, se convierten en sarmientos fecundos, que producen cosechas abundantes. San Francisco de Sales escribe: "La rama unida y articulada al tronco rinde fruto no por su propia virtud, sino en virtud de la cepa: nosotros estamos unidos por el amor a nuestro Redentor, como los miembros a la cabeza; por eso es que las buenas obras, portando el valor de Él, merecen la vida eterna" (Trattato dell’amore di Dio, XI, 6, Roma 2011, 601).

En el día de nuestro bautismo, la Iglesia nos injerta como sarmientos en el misterio pascual de Jesús, en su propia persona. De esta raíz recibimos la preciosa savia para participar en la vida divina. Como discípulos, también nosotros crecemos en la viña del Señor unidos por su amor. «Si el fruto que debemos portar es el amor, su premisa es este "permanecer”, que tiene que ver profundamente con aquella fe que no abandona al Señor» (Gesù di Nazaret, Milán 2007, 305). Es indispensable permanecer siempre unidos a Jesús, depender de Él, porque sin Él no podemos hacer nada (cf. Jn. 15,5). En una carta escrita a Juan el profeta, que vivió en el desierto de Gaza en el siglo V, un creyente hacía la pregunta: ¿Cómo es posible tener el hombre la libertad, y a la vez no poder hacer nada sin Dios? Y el monje responde: Si el hombre inclina su corazón hacia el bien y pide ayuda de Dios, recibe la fuerza necesaria para llevar a cabo su trabajo. Por eso es que la libertad humana y el poder de Dios van juntos. Esto es posible porque el bien viene del Señor, pero se realiza gracias a sus fieles (cf. Ef. 763, SC 468, París 2002, 206). El verdadero "permanecer" en Cristo garantiza la eficacia de la oración, como dice el beato cisterciense Guerrico de Igny: «Oh Señor Jesús, ... sin ti no podemos hacer nada. Porque tú eres el verdadero jardinero, creador, cultivador y custodio de tu jardín, que plantas con tu palabra, riegas con tu espíritu y haces crecer con tu fuerza» (Sermo ad excitandam devotionem in psalmodia, SC 202, 1973, 522).

Queridos amigos, cada uno de nosotros es como un sarmiento, que vive solo si hace crecer cada día con la oración, con la participación a los sacramentos y con la caridad, su unión con el Señor. Y quien ama a Jesús, la vid verdadera, produce frutos de fe para una abundante cosecha espiritual. Supliquémosle a la Madre de Dios, para que permanezcamos injertados de forma segura en Jesús, y que toda nuestra acción tenga en Él su principio y su final.

Palabras de Benedicto XVI al introducir el rezo del 'Regina Coeli'.