Por Feliciano Mayorga
La semana pasada, un hermoso sueño me quitó la paz. Desde ese día, todas las mañanas, al oír el despertador, me abalanzo a la TV y los diarios con la esperanza de ver una nota de prensa que diga algo así como lo siguiente:
17 de Agosto de 2011. «El papa Benedicto XVI ha desaparecido del Vaticano. Los servicios de inteligencia de todo el planeta se afanan en hallarlo con vida. La OTAN está en estado de máxima alerta por temor a que se trate de un magnicidio, tal vez de un secuestro por parte de Al Qaeda. El catolicismo al borde de la guerra».
18 de Agosto de 2011. «Desconcierto internacional. Benedicto XVI ha sido hallado sonriente y sudoroso en Mogadishu, capital de Somalia. Desde un campo de refugiados, acaba de anunciar que iniciará una huelga de hambre en solidaridad con la población hambrienta. Su determinación es mantenerla hasta morir si la comunidad internacional no toma medidas urgentes para acabar con la miseria que asuela el planeta. El mundo escucha atónito la declaración».
19 de Agosto de 2011. «Todo es caos, preocupación e incertidumbre. Se suceden las reacciones oficiales. Nadie sabe cómo interpretar un gesto que viola los protocolos diplomáticos. Las autoridades de las cancillerías europeas y norteamericanas, a la vez que saludan tímidamente el gesto, lo desautorizan como un chantaje inadmisible por parte del líder de una Iglesia. De admitirse podría dar lugar a una serie indefinida de injerencias por parte de otros dirigentes religiosos en el orden político internacional. Le exigen el cese inmediato de la huelga de hambre».
20 de Agosto de 2011. «El Vaticano, presionado por los gobiernos occidentales, ha convocado un conclave urgente y extraordinario para dar respuesta al insólito y perturbador acontecimiento. Se filtra la idea de que el Papa podría haber perdido sus facultades mentales y debería ser incapacitado como legítimo sucesor de Pedro».
21 de Agosto de 2011. «Los mercados han entrado en un estado de pánico generalizado. Las bolsas se desploman. Las multinacionales temen una intervención de la ONU que pudiera limitar sus beneficios a escala global. Los principales centros financieros exigen a los gobiernos una respuesta urgente a la crisis provocada por Benedicto XVI, al que califican abiertamente de comunista e irresponsable».
22 de Agosto de 2011. «Se espera una acción inminente por parte de la OTAN, como respuesta a la demanda de la curia romana, para capturar al sumo Pontífice, devolverlo con vida al Vaticano y realizarle un exhaustivo diagnóstico de salud mental por parte de eminentes psiquiatras. Se especula con un brote de demencia senil. El derecho canónico admitiría in extremis la posibilidad de nombrar un nuevo sucesor si se verifica la grave enfermedad mental del actual Vicario de Cristo».
23 de Agosto de 2011. «La imagen de un Papa despojado de sus pomposas vestiduras, ataviado con las raídas ropas de los nativos y dispuesto a llevar hasta el sacrificio final su compromiso con los más pobres del planeta, ha conmocionado a la opinión pública mundial. Es como un delirio colectivo. La gente se echa a la calle presa de un sentimiento de júbilo, ocupando calles, plazas y parlamentos».
24 de Agosto de 2011. «Todo parece irreal, es como si el mundo hubiera perdido de pronto su gravedad y flotara en un estado de gracia y ligereza. Hay gente por todas partes. Unos lloran de emoción, otros cantan salmos, otros rezan tomados de las manos, otros comparten lo que tienen con los más pobres, otros se abrazan sin motivo, los enemigos se declaran la tregua. Un sentimiento de hermandad surca la tierra. Es indescriptible. Nadie recuerda algo semejante».
25 de Agosto de 2011. «Ante el riesgo de captura del santo Padre, el Dalai Lama, el patriarca de Constantinopla, numerosos imanes y rabinos, y los principales líderes protestantes han decidido sumarse a la huelga de hambre de Benedicto XVI. Se añade cada día una marea de niños, mujeres y ancianos, en cuyo rostro se refleja el orgullo de saber que, al menos por una vez, Dios está de su parte».
26 de Agosto de 2011. «Filósofos e intelectuales afirman que lo que está ocurriendo, tanto si el Papa muere o logra derrotar al hambre, supondrá un punto de inflexión en la humanidad. Su importancia ya se compara con el final del imperio romano, el descubrimiento de América o la derrota del nazismo. Sectores izquierdistas, ateos y liberales se movilizan a favor de los cristianos y el parlamento de Israel ha acordado devolver los terrenos ocupados a Palestina. La historia parece haber perdido su racionalidad. Ningún estudio sociológico, económico o político había previsto un suceso tan enorme ¿Qué está pasando? ¿El mundo se ha vuelto loco?, ¿de amor?».
Conclusión: el Papa es uno de los pocos seres humanos capaces, por su estatus, de realizar tan hermosa quimera. Por eso cada día, apenas me despierto, me lanzo a los kioscos para ver si es hoy está la gran noticia, el día en que el Papa de mis sueños realizará la gesta que salvará al mundo.
Bravo! Me encantó, buscaré la noticia cada mañana también...
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