“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

domingo, 29 de marzo de 2020

Domingo del llanto

“Que sea el domingo de las lágrimas”



El Papa Francisco ora en la Misa en Santa Marta por quienes lloran

Este 29 de marzo, V Domingo de Cuaresma, en la Misa en Santa Marta, 
el Santo Padre rezó por los que sufren en este tiempo de aflicción. En su homilía 
recordó que Jesús también lloró: hoy mucha gente llora, pidamos la gracia de 
saber llorar con ellos.

 Vatican News

En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo – en la Capilla de la 
Casa Santa Marta, este V Domingo de Cuaresma, “Domingo del llanto”, 
el Papa Francisco pidió especialmente por las personas que sufren a 
causa de la pandemia del coronavirus:

“Pienso en tanta gente que llora: gente aislada, gente en cuarentena, 
los ancianos solos, personas hospitalizadas y personas en terapia, padres
que ven que, porque no hay el salario, no podrán alimentar a sus hijos. 
Mucha gente llora. Nosotros también, desde nuestro corazón, los 
acompañamos. Y no nos hará daño llorar un poco con 
el llanto del Señor por todo su pueblo”.

En su homilía, comentando el Evangelio de Juan (11, 1-45) sobre
la resurrección de Lázaro, el Pontífice habló del llanto de Jesús
por su amigo. Jesús llora con amor, llora con los suyos que lloran,
 llora siempre por amor, tiene un corazón lleno de compasión.
Hoy en día, frente a un mundo que sufre por la pandemia – se preguntó 
el Papa – ¿somos capaces de llorar como Jesús? Muchos lloran hoy. 
Pidamos la gracia de llorar.

A continuación la homilía:
***
Homilía del Santo Padre

Jesús tenía amigos. Amaba a todos, pero tenía amigos con los cuales tenía una relación
 especial, como se hace con los amigos, de más amor, de más confianza… Y muchas, 
muchas veces se quedaba en casa de estos hermanos: Lázaro, Marta, María… Y Jesús 
sintió dolor por la enfermedad y la muerte de su amigo. Llegó a la tumba y, se conmovió 
profundamente y muy turbado, preguntó: “¿Dónde lo habéis puesto?” (Jn 11,34). 
Y Jesús estalló en lágrimas. Jesús, Dios, pero hombre, lloró. En otra ocasión 
en el Evangelio se dice que Jesús lloró: cuando lloró por Jerusalén (Lc 19,41-42). 
¡Y con cuanta ternura llora Jesús! Llora desde el corazón, llora con amor, 
llora con los suyos que lloran. El llanto de Jesús. Tal vez, lloró otras veces en 
la vida —no lo sabemos— ciertamente en el Huerto de los Olivos. Pero Jesús llora 
por amor, siempre.

Se conmueve profundamente y muy turbado lloró. Cuántas veces hemos escuchado 
en el Evangelio esta emoción de Jesús, con esa frase que se repite: “Viendo, tuvo 
compasión” (cf. Mt 9,36; Mt 14,14). Jesús no puede mirar a la gente y no sentir 
compasión. Sus ojos miran con el corazón; Jesús ve con sus ojos, pero ve con su 
corazón y es capaz de llorar.

Hoy, ante un mundo que sufre tanto, ante tanta gente que sufre las consecuencias 
de esta pandemia, me pregunto: ¿soy capaz de llorar, como seguramente lo habría 
hecho Jesús y lo hace ahora? ¿Mi corazón se parece al de Jesús? Y si es demasiado
 duro, si bien soy capaz de hablar, de hacer el bien, de ayudar, pero mi corazón no 
entra, no soy capaz de llorar, debo pedir esta gracia al Señor: Señor, que yo llore 
contigo, que llore con tu pueblo que en este momento sufre. Muchos lloran hoy. 
Y nosotros, desde este altar, desde este sacrificio de Jesús, de Jesús que no se 
avergonzó de llorar, pedimos la gracia de llorar. Que hoy sea para todos 
nosotros como  el domingo del llanto.
Oración para la Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el 
Santísimo Sacramento del altar. 
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. 
Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos 
espiritualmente a mi corazón. Y como si te hubiese recibido, 
me abrazo y me uno todo a ti. 
No permitas que jamás me 
aparte de ti.


AMÉN


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