Hermanos:
¡Qué la paz esté con ustedes!
Cuando hable de la Iglesia, tenga en cuenta que Ud. pertenece a ella, como todo bautizado, por más santo o pecador que fuera. Le recuerdo asimismo que la Iglesia como institución no tiene como objetivo el respaldar dictaduras derechistas, ni erradicar el hambre del mundo, sino brindar a los cristianos las herramientas para su Salvación, que es el Bien Supremo, por encima de todas las necesidades humanas. Si el Estado del Vaticano, que nuclea institucionalmente a la Iglesia, decidiera por caridad realizar colectas (como las de Cáritas, etc.) para combatir el hambre, la pobreza y otros bienes escasos para mucha gente, lo hace por simple caridad, dado que NO es su responsabilidad hacerlo. La responsabilidad es de los Estados, ONGs, etc.
Y resalta porque se relaciona directamente con el Evangelio de hoy y una orden estricta que nos da Jesús y cuya interpretación leí en el Misal anual 2011 de la Obra Nacional de la Buena Prensa, y que dice:
Ante el problema de alimentar a la multitud, a los discípulos de Jesús se les ocurrió "que vayan a los caseríos y compren algo de comer". Ante el mismo problema, de alimentar a tantos pobres como nos rodean, a los cristianos de ahora también se nos ocurren respuestas igualmente brillantes
:
- "Yo no soy la Divina Providencia".
- "Que los mantenga el Gobierno".
- "Para qué vienen a la ciudad".
A Cristo no le gustó la solución de sus discípulos de entonces -como es muy probable que tampoco le guste la de algunos de sus discípulos de ahora-, porque tajantemente les ordenó: "Denles ustedes de comer".
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