Primera Lectura: 2 S. 5, 1-3
Salmo: del 121
Segunda Lectura: Col 1, 12-20
Evangelio: Lc 23, 35-43
En este mundo tan visual siempre he buscado ilustrar las entradas de este blog con alguna imagen que vaya bien al caso con el tema desarrollado. En esta ocasión encontré varias imágenes de Cristo Rey, fiesta con la celebramos el fin del Año Litúrgico Católico y en la que reconocemos ya por adelantado la Supremacía del Reino de Dios en el mundo antes de la Parusía. Una de estas imágenes la encontré en casa de mis papás, pero olvidé traerla a la mía y no la pude escanear. Tal vez el próximo año lo haga. Pero en mi búsqueda de imágenes encontré varias cosas diferentes. Para mí destacaron éstas:
1) En la que aparece como un Papa, pero Jesús es más que formulismos y rituales religiosos, más que leyes interpretadas por magisterios humanos, bulas y excomuniones, por lo que no estaba convencido de usarla.
2) En la que aparece como un simple rey de un país cualquiera. Pero Jesús es Rey de toda la creación, y por el bautismo también lo somos con Él. La fe en Cristo no va a venir por una guerra cristera ni se va a implantar con éxito con torturas y ejércitos respaldando la cruz. Y lo digo con toda seguridad porque lo que sembró la fe en América Latina no fue el ejército de los reyes católicos o el que los conquistadores como Hernán Cortés tenían a su disposición, sino el milagro guadalupano, en el que la Virgen María se apareció al indio San Juan Diego y con todo su amor fue que se mezclaron dos razas y culturas distintas en lo que hoy es el continente latinoamericano.
3) En la que aparece sin la soleminidad con la que estamos acostumbrados a verlo. El cetro y la corona están a sus pies y de una simple imagen irradian bosquejos de lo que es su verdadera Gloria y Majestad. Por supuesto, el orbe sigue en sus manos pero no es papa ni rey, sino Cristo Rey, autoridad superior a cualquiera de los papas y reyes de la historia, ejemplo de vida y camino de salvación. El Camino, La Verdad y la Vida. Yo me quedo con esta imagen.
En las lecturas de hoy vemos como después del cisma de los Israelitas, las tribus del norte van a buscar al rey David y lo proclaman como soberano de todo Israel, pero luego en el Evangelio, aquel que es Hijo de Dios y Rey de reyes está clavado a la cruz como un delincuente cualquiera y recibiendo las burlas de todos los que no entendieron y siguen sin entender el acto que el Padre ha obrado con Jesús. Y entonces la cruz fue motivo de burla y escándalo para muchos, pero para nosotros es motivo de salvación. Vemos en la crucifixión de Jesús un acto que cambia todas las estructuras sociales. No se corona al Rey con oro ni se le exalta en un trono, sino que se le corona con espinas y se le exalta en una Cruz.
Jesús mismo nos dice "mi reino no es de este mundo" cuando se lo dice a Pilatos. Él es un Rey que sirve a la creación y trae al mundo la salvación. Por el, como nos dice San Pablo, se reconciliaron todas las cosas del cielo y de la tierra, y de repente por su resurrección quedó eliminada la frontera entre lo sagrado y lo profano; ahora todo es sagrado.
Jesús fue tratado como malhechor y entre ladrones murió. Todos podemos alcanzar la Salvación, hasta el buen ladrón, de quien se dice que fue tan bueno en lo que hacía que hasta fue capaz de robarse el cielo. Yo no lo diría así. Creo que a pesar de todos sus pecados "su fe lo ha salvado" y ahora pasa a formar parte de los amigos de Dios.
Si todos podemos alcanzar la Salvación, lo único que nos queda es actúar en consecuencia evangélica y más allá de los ritos, formulismos y agresividad en nombre de Cristo ayudemos a exaltar a los integrantes de los grupos vulnerables recordándoles su dignidad de humanos e hijos de Dios, y que nada los detenga cuando, como en nuestro caso, queramos demostrar amor a alguien de nuestro mismo sexo, siempre y cuando este amor sea limpio y desinteresado. También las parejas de la semejanza podemos formar Iglesia Doméstica, y así proclar ya por adelantado el reinado de Cristo en la Tierra.
Excelente, me gusta tu blog.
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