Primera Lectura: Is. 52, 13-53, 12 Él fue traspasado por nuestros crímenes.
Salmo: 30 Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Segunda Lectura: Hb. 4, 14-16; 5, 7-9 Aprendió a obedecer y se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo: Jn. 18, 1-19, 42
¡Oh, Dios Todopoderoso!, ¡Oh, elevado en la Cruz!, ¡Oh, Amor mío, el Único, el más grande!, ¡Creador, Redentor e Inspirador! Perdónanos. Perdónanos, Señor. Perdónanos porque habitamos en la carne y normalmente no nos damos cuenta de los errores que cometemos y la forma en que afectamos a tu creación en la Naturaleza y en la Humanidad.
Porque aún no sabemos reconocerte cuando nos dices "Yo soy Jesús, el Nazareno". Cuando a cualquier precio, alto o bajo, te entregamos; nos entregamos a los poderes y seducciones de este mundo. Cuando por una recompensa ilusoria vendemos nuestra dignidad y caemos en obediencia de leyes y mandatos que van en contra del Amor que sentiste por nosotros hastael extremo.
He sido yo quien ha usado el don de las palabras que pusiste en mi boca para hacer creer a otros que buscas sacrificios, abstinencias, que gobiernas sobre los poderes de este mundo a precio de sangre de indígenas, mineros o pobres. Y cuado la viuda, el discriminado, el desempleado o el incomprendido me dijeron que eras Tú, rasgué las vestiduras de mi caridad y los condené a muerte por su horripilante blasfemia.
Perdona a tu Iglesia, Señor, porque siendo el Papa sucesor de tu Apóstol Pedro, en repetidas ocasiones lo hemos deificado e idolatrado, olvidando que si Pedro mismo te negó tres veces en la adversidad, el Papa y la Iglesia toda te negaría aún más. Y ¿Qué nos hacía pensar que los Obispos, sucesores de los Apóstoles, no saldrían despavoridos al verte ante la adversidad? Sólo el joven Juan te acompañó durante todo el camino de la Cruz. Perdónanos, Señor, y danos tu Luz para enmendar nuestros pecados y volver al camino. Porque a ti, Señor, la comunidad de tu Iglesia se acoje, no permitas que quedemos defraudados.
Hemos cometido, mi buen Jesús, muchas tonterías que dan un mensaje erróneo y torcido sobre el Reino que viniste a construir. Levantamos imperios con el fuego y la espada, pero lo hicimos en tu Nombre. Torturamos gente y levantamos falsos testimonios, en tu Nombre. Matamos la dignidad de hombres, mujeres y niños en todo el mundo en tu Santísimo Nombre. Pero en verdad fue para mantenernuestros privilegios y prerrogativas ante los dirigentes políticos y el pueblo que es de este mundo. Pero tu reino no es de este mundo. Y no conformes, en tu Nombre también hemos quedado callados ante la violencia en las calles y las casas, los asesinatos de personas LGBT y el acoso homofóbico al rededor del mundo. Hemos atestiguado la destrucción del campo y los campesinos, el avance del capital salvaje y sus soldados del Banco Mundial, del que muchas veces somos cómplices también. Señor, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, ayúdanos a transitarte, a conocerte, a vivirte.
Señor, Tú que eres todo Amor, todo Perdón, toda Compasión, permíteme unirme a ti en el suplicio de la Cruz. Mira que cuando la sociedad y el gobierno descubrieron que mi identidad existía me llamaron delincuente, antinatural, abominación, y me condenaron a una muerte dolorosa en la soledad y la desesperación. Por que tu amor decidió crearme homosexual y el mundo no fue capaz de entenderlo. Contigo también he sufrido el suplicio de la Pasión por mi vida. ¡Viva el Rey de los judíos!, se burlaron de ti. ¡Ahí va el maricón! Se burlaron de mí. Te coronaron de espinas, me marcaron como rarito y diferente. Te azotaron con el flagelo, me alejaron de la igualdad ante las instituciones públicas y la sociedad en general. Te pusieron un manto de púrpura sobre el cuerpo sangrante, me estigmatizaron y condenaron a un estereotipo del cuál nunca podría salir.
A tus diáconos, presbíteros y obispos, a tus vírgenes consagradas y laícos comprometidos les diste el poder, desde lo más alto para defenderme ante toda esa ola de discriminación que frecuentemente termina en violencia y muerte. Pero dicidieron ignorar su responsabilidad con el abatido, y ante la turba política y económica decidieron lavarse las manos, no sólo escondiéndose en el silencio de su omisión, sino uniéndose a Gestas para condenar a los sufrientes. Pero no todos son así, mira a los Dimas que te saben reconocer en la población LGBT y se levantan contra las voces oficiales de la Iglesia y nos defienden. Estos Dimas son como el obispo Raúl Vera en México, el padre Nicolas Alessio en la Argentina, el Pare Manel Pousa en España. Mírales con bondad y en la hora de su muere llámalos y mándalos ir a ti para que con tus ángeles y santos te alaben por los siglos de siglos, tal como lo hacen ahora.
Señor mío y Dios mío. Aún en el suplicio de la Cruz decidiste darnos otra prueba de Amor y preocupación por nosotros. Al pie de la Cruz yacía tu Santa Madre junto con otras mujeres. Ellas, impotentes ante la situación se volvían desesperadas tratando de conseguir ayuda al presenciar tu asesinato. Y entonces hiciste que tu Madre fuera Madre de todos, hiciste a María madre de Juan y en Juan la hiciste madre de todos nosotros. Así como ella y las demás mujeres, hay muchas hoy que lloran porque sus hijos son asesinados o se suicidan por acoso homófobo y nada hay que puedan hacer al respecto. Y seguramente, al igual que esas mujeres piadosas que al pie de la Cruz acompañában a tu Bienaventurada Madre, hoy hay otras mujeres que acompañan a las madres sufrientes, tales como Sor Teresa Forcades o tal como tu discípulo más querido, Fray Julian Cruzalta se encuentran al pie de la Cruz dando apoyo y consuelo a esas madres. Bendíceles Señor.
Por todos aquellos que levantaban burlas contra ti, pediste al Padre que los perdonara porque no sabían lo que hacían. Hoy esas burlas se actualizan en quienes nos llaman maricones, aberrosexuales, abominaciónes, putos, antinaturales que buscamos el putimonio o que dicen que nos odias e incluso que estamos contra ti y tu Santa Iglesia, pero Tú eres Amor. A todo ellos Señor, también perdónalos, porque no saben lo que hacen y por favor, llámales a la conversión, a todos llámanos a la conversión porque somos pecadores.
Y ahí están todos ellos. Cadáveres que quedan vacíos de alma porque la gente aun no sabe comprender y menos respetar la orientación sexual de los demás, que hasta el catecismo de la Iglesia Católica reconoce como natural. Jóvenes que no recibieron información o decidieron ignorarla y ahora tienen VIH y SIDA. Que fueron golpeados por ir de la mano con su pareja del mismo sexo o expulsados de algún lugar por darse un beso en público. Muertos porque los gobiernos no saben crear leyes contra la discriminación y aplicarlas efectivamente. Muertos en el alma y el corazón, viviendo en la pobreza y la incomprensión de sus padres y familiares. Muertos en el cuerpo por asesinatos violentos o sutiles por el miedo homófobo que mueve a acciones irracionales. "Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo.
¡Ay, Señor!, nos unimos a tu Pasión y Muerte, porque eres capaz de destruir el templo y reconstruirlo en tres días. Mientras tanto, Señor, perdona nuestros pecados y errores y ayúdanos a confiar cada vez más en tu Misericordia para vivir según tus enseñanzas y llevar nuestro amor por la humanidad hasta el extremo, "y nadie ama más a su prójimo que el que da la vida por él".
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