¡Tristeza, sí mucha tristeza! Una vida más que es arrebatada de forma injusta e impune. No nos cansaremos de decir que en el futuro cercano todo va a cambiar, no nos cansaremos de luchar hasta que estas situaciones cesen. Ruego a Dios para que su alma encuentre el descanso y la paz eterna en su Misericordia, pues el tormentó que vivió aquí lo obligó a cometer este gran error. A los que todavía viven, no se detengan, no paren de luchar. Verán que todo cambiará para mejor y al final nuestros padres y seres queridos entenderán la voluntad de Dios y estarán contentos con ella. Descanse en paz, Jorge Víctor Hernández.
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