Me uno a esta "Declaración en respuesta a la muerte de David Kato".
Como personas de fe, reconociendo y promoviendo la defensa de la dignidad dada por Dios y el valor de toda vida humana, estamos consternados por la muerte violenta del líder ugandés y activista social David Kato. Como comunidades religiosas y organizaciones que trabajan para fortalecer la respuesta mundial al VIH y hacer frente al estigma y la discriminación que socavan esa respuesta, lamentamos la pérdida de un valiente activista en la defensa de la dignidad y los derechos humanos que son esenciales para vencer a la pandemia del VIH.
Es fundamental para todas las religiones el respeto por la vida humana y la dignidad. Nuestra fe proclama que todos los seres humanos son creados a imagen de Dios. A la espera de los resultados de las investigaciones oficiales sobre el asesinato de David, nosotras y nosotros detestamos y denunciamos todo tipo de violencia como la que tomó la vida de David y sobre todo, si tal es la violencia motivada por las actitudes discriminatorias hacia las personas sobre la base de su orientación sexual o la marginación en la sociedad.
Hacemos un llamado para que se realice una investigación completa y exhaustiva sobre las circunstancias de la muerte de David, y que los responsables sean llevados ante la justicia. Instamos a todas las autoridades gubernamentales, civiles y religiosos en Uganda y en todo el mundo, para que se expresen en contra del odio, el estigma y la discriminación, y en su lugar, con palabras y hechos, reconozcan y promuevan el valor fundamental y la dignidad de cada persona. Hacemos un llamamiento a las y los líderes religiosos para que hablen, actúen y exhorten y urjan a sus fieles para alcanzar compasión hacia quienes son marginados por cualquier razón y para resistir todos los intentos de promover la intolerancia y el odio.
Oramos para que la muerte de David estimule una reacción mundial rápida y sin complicidades en contra del odio y la violencia y ayudar a crear un mundo de paz con justicia que es seguro para que todos y todas le podamos llamar hogar.
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