¡Oh glorioso San Gabriel, fortaleza de Dios y embajador del Padre de las Misericordias! Tú, que mereciste traer la nueva felicísima para el género humano de la Encarnación del Hijo de Dios en las purísimas y virginales entrañas de María Santísima, ruega al mismo Señor por mí; para que, reconociendo y estimando aquel inestimable beneficio, procure aprovecharme de fruto copioso de su rendición, imitando los ejemplos que nos dio, hasta que merezca gozar contigo de su amable presencia en la Gloria Eterna.
Santo Gabriel, mensajero de la Virgen, tú que transitas los cielos y la tierra, dame por tu intercesión la fuerza de Dios, la palabra justa del Santo Mensajero a quienes deba llegar el mensaje; cada una de las herramientas que generan por la palabra la confusión de mis enemigos; la esencia que materializa la forma que sana. Tu que anunciaste a la Virgen, de la materialización del maravilloso Hijo del Padre, tu que conoces los misterios del Santo Espíritu; guíame como habéis guiado a los Profetas; protégeme como habéis guardado a los Santos en espíritu; ilumíname como habéis espiritualizado las palabras más profundas. Santo Gabriel, aquí te espero ahora, deseoso de aprender y de obrar contigo los maravillosos planes del Señor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ¡Amén!
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