Es un motivo de mucha alegría dar a conocer que hoy, hace un año, se escribió el primer post en este blog. Se trató únicamente de la persignación. Pero qué mejor forma de iniciar un blog católico sino encomendándolo al nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Desde entonces, con esta ya van 213 entradas en las que hemos procurado compartir muy humildemente una reflexión sobre la Liturgia de la Palabra que nuestra santa madre la Iglesia nos regala cada domingo y algunas fiestas de guardar.
Hemos compartido oraciones, la biografía de algunos santos que por su vida y condiciones son considerados LGBT, para darnos cuenta que el Cielo también está abierto para nosotros. Hemos recibido la bendición de algunos obispos, cuestión de más importante, pues aunque de continuo hablamos sobre los deslices homófobos de nuestra jerarquía, rara vez ponemos de manifiesto las muestras de apoyo y los pequeños guiños que nos hacen hacia una Iglesia más incluyente, fruto, por supuesto, del Espíritu Santo.
En 2010, por estas fechas, el cardenal de Guadalajara arremetía despiadadamente contra todo lo que fuera gay en la República Mexicana, puesto que se estaban aprobando los matrimonios entre personas del mismo sexo en la Ciudad de México, D. F. Para mí era más que seguro que lo que el dijera iba a importar a muchos gays que como yo son católicos y los haría sentirse inseguros, y tal vez hasta desear acabar con sus vidas. Pero, también por esos días, estando en misa en el templo en que fui bautizado, justo después de haber comulgado, se me vino a la mente que podría escribir y hacer algo para ayudar a toda esa gente a conciliar su fe con su orientación sexual, tal como yo lo logré a través de un intenso y muy prolongado periodo de oración.
Desde entonces, regular e irregularmente aquí he estado, contestando los correos de todos aquellos que me escribían solicitando ayuda y consejo, deseando que sea el Dios mismo quien les contesta a través de mis dedos en el teclado. Y también recibiendo los ataques homófobos que no se hicieron esperar y solo ignorando los comentarios más groseros y publicando los más decentes, porque en este blog caben todos los puntos de vista, siempre que se manejen con respeto hacia el colectivo LGBTI.
En recientes fechas se unió a mí, como coautor del blog, nuestro hermano Diego, a quien agradezco la ayuda que me ha dado para exponer reflexiones de la palabra cuando mis ocupaciones y novedades en la vida me han quitado un poco del tiempo que suelo dedicar a esto.
Pero con todo, vamos a seguir escribiendo y poniéndonos a su servicio en este blog. Quiera Dios darnos las palabras y sabiduría necesarias para seguir poder diciendo lo que Él quiere que sepan. Y sirva este espacio para abrir una brecha en la intolerancia y poder tener dentro de poco o dentro de mucho Una Santa Iglesia Católica y Apostólica mucho más incluyente. Oren por nosotros hermanos, que nosotros oraremos por ustedes y así se hará manifiesta la comunión de los Santos en Cristo Jesús con la importantísima compañía de nuestra santa madre la Virgen María.
Paz y bendiciones.
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