“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

sábado, 16 de octubre de 2010

Santa Teresa de Ávila

Ayer fue el día en que celebramos a Santa Teresa de Ávila, esta gran reformadora y doctora de la Iglesia que también recibió calumnias por parte de los prelados y mírenla, hoy está en los altares y es universalmente reconocida como nuestra intercesora ante el Señor. Sigamos su ejemplo de aguante contra los embates injustos a su causa pero sobre todo el de su gran amor a Jesús, María y la Iglesia. Les comparto este poema fortalecedor que es de su autoría.

Nada te turbe.

Nada turbe,
Nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;

la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
nada te falta.

Id, pues, bienes del mundo;
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.


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